9 razones para amar escuchar música

Música

No es algo que se pueda tocar, pero es algo que se puede sentir con prácticamente todos los sentidos: La música está siempre con nosotros y forma parte de nuestra vida. En casa, en el vehículo, en los festivales y en las fiestas, escuchamos música. Cantamos en la ducha, alrededor de la hoguera con nuestras guitarras, y rockeamos en el local de ensayo o en el escenario.

No se puede negar que la música es el polo opuesto al silencio. Llena y enriquece nuestra vida en todas sus formas: la música nos permite experimentar maravillosos momentos de alegría y tiene una tremenda capacidad de emocionar. A continuación se exponen nueve razones por las que la música es lo más bello del planeta. Seguro que al menos una o dos de ellas se aplican a ti.

La música es lo más bonito del mundo

1. El lenguaje trasciende las barreras y las fronteras

Todo el mundo conoce el lenguaje de la música. Un aspecto que une a personas de todo el mundo, independientemente de su origen, y que no se ve afectado por fronteras ni reservas. Hacer música parece ser uno de los instintos humanos más primitivos.

Al fin y al cabo, puede encontrarse en cualquier lugar, desde la selva tropical hasta las ciudades más pobladas del mundo, pasando por Helgoland, Legoland y Lummerland. Dentro y fuera, la música desmantela fronteras y obstáculos. Tanto los visibles como los desapercibidos.

Música
Música. Foto por Omar Medina Films en Pixabay.

2. La música tiene un principio pero no una conclusión

La música también es ilimitada por derecho propio. Siempre hay algo nuevo que encontrar, por muy hábil y virtuoso que sea uno. Las posibilidades creativas no tienen límite, ¡nunca! ¿Qué es lo que me hace pensar en la «infinita grandeza del universo»?

3. La música une a la gente

¿No es increíble la cantidad de gente que se congrega en los conciertos, a veces multitudinarios? Todos son personas con ideas afines que simplemente quieren pasar un buen rato. Y funciona incluso en el círculo más pequeño, como alrededor de una hoguera con unas pocas personas y una guitarra acústica.

Por no hablar de la cohesión de la banda y de la orquesta. La música puede considerarse un «adhesivo social» positivo o un «chicle social».

4. El elemento de disfrute está siempre presente

Lo fascinante de comenzar una aventura musical es que primero hay que aprender los fundamentos y adquirir las herramientas esenciales, la destreza y el control corporal. Después, se sigue estudiando y mejorando. La habilidad se hace cada vez más fuerte, como una flor que se expande cada vez más. Sin embargo, incluso los mayores virtuosos siempre pueden aprender algo nuevo. La creatividad no tiene límites.

5. Es un medio que comunica y expresa sentimientos que de otro modo no se escuchan.

Con un instrumento se pueden comunicar sentimientos de forma inigualable. Cuando un guitarrista deja que su instrumento llore durante una canción de blues, está expresando sus propias emociones, que quizá nunca podría expresar verbalmente. Cuando el saxofonista comienza su solo, toca con el corazón y con un factor de piel de gallina. No necesita decir nada.

6. Es beneficioso para el cerebro

Está demostrado científicamente que hacer música entrena el cerebro y las percepciones sensoriales desde hace mucho tiempo. Al tocar un instrumento, las distintas áreas del cerebro se interconectan, y al aprender un instrumento se forman nuevas conexiones y sinapsis. Hay que pensar más rápido de lo que el instrumento puede tocar, y siempre hay que planificar con antelación. Y serás capaz de hacerlo. ¡Notable!

7. Es el potenciador de la memoria y la coordinación.

Como ejemplo, considere al músico común, el héroe de la calle: El concierto comienza; ahora debe recordar todo, y quiero decir todo. Las letras, los acordes, los solos, los ritmos, la coordinación de los dedos y, probablemente, la embestida característica de la banda en el compás 186. Y todo ello sin mirar a los ojos. Y todo ello sin mirar las notas ni nada. ¿Cuál es el problema? Los músicos deben practicar, practicar y practicar un poco más. Y esto mejora enormemente la capacidad de concentración, así como la retentiva mental y física.

8. Aumenta la seguridad en sí mismo

La música tiene la capacidad de aumentar la autoestima del niño. Al fin y al cabo, aunque nadie es musical por naturaleza, no todo el mundo sabe tocar un instrumento. Por ello, es evidente que cualquiera que sepa tocar un instrumento musical puede conseguir algo grande, bueno o extraordinario. Y el mero hecho de tener esta seguridad en sí mismo puede darte mucho poder. Todavía puedes triunfar como estrella del rock.

9. Hacer música te proporciona un control creativo total.

En última instancia, tú decides qué vas a tocar, cuándo lo vas a hacer y por qué lo vas a hacer. Naturalmente, en una banda u orquesta, debes someterte a la estructura mayor. Sin embargo, siempre tienes la opción de seguir tu propio camino musical o descubrir otros nuevos. Cuando improvisas, no necesitas un corsé. Si quieres tocar hard’n’heavy, soñador, melancólico o lo que sea, hazlo. «Oye, eso no funciona así», ninguna nota te tocará en el hombro de forma supermaestra.